jueves, 23 de octubre de 2008

Cada día me parece más obsoleta la vieja noción vanguardista del artista como creador con mayúsculas, como demiurgo elevado por encima de los mortales. Cada día estoy más convencido de que la belleza, como la energía, no se crea, sino que es perenne y huidiza. El oficio del artista sería el de encontrarla, la esencia de técnicas como el ready made o el collage en la literatura consiste solamente en eso: en invitarnos a mirar las cosas con otros ojos, a hacernos creer que nuestro mundo está infectado de belleza y que sólo es necesario cambiar de lente para descubrirlo.

El arte ya está creado, está ahí, imaginémoslo por un segundo como partículas flotando en el aire, imaginemos que esas partículas entran en combustión cada vez que se rozan con los ojos adecuados.

2 comentarios:

Irene dijo...

Supongo que el hecho de que esas partículas entren en colisión con unos ojos, en un lugar y momento adecuado, depende en gran medida de lo azaroso del arte y la vida. De encontrar la inspiración en algo o alguien que está ahí de manera casual.

José Lorente dijo...

¡Exacto! Al final, como decía Cortázar, una casualidad es lo menos casual en nuestras vidas.

El artista sería solamente el que sabe transmitir a los demás ese momento de lucidez, ese instante en que ha podido ver las cosas de otra forma.