sábado, 18 de octubre de 2008

La batalla de las Ardenas

En el año 2020 Francia decidió expulsar a los millones de inmigrantes sin trabajo que hacinaban sus campos de concentración esperando a que se les diese una utilidad. Al ser demasiado costoso repatriarlos uno a uno a sus países de origen (entre otras cosas porque muchos ya no tenían país de origen), se decidió que lo más humano sería hacerlos salir de Francia a pie por la frontera con Bélgica, ya que hacerles cruzar los Pirineos equivaldría a otra sentencia de muerte. El ejército sería el encargado de acompañarlos hasta abandonar el país, debidamente armados para atajar más que probables rebeliones. Las autoridades belgas, sin embargo, se cansaron de decir que no aceptaban en su territorio esta enorme masa de expulsados y que no consentirían que Francia echase sus problemas por la puerta de atrás. Como nadie en Francia se dio por aludido y el proyecto de expulsión unilateral siguió adelante, Bélgica dispuso su ejército en la zona más llana de las Ardenas, por donde previsiblemente llegarían los inmigrantes, para no dejar a nadie cruzar la frontera sin permiso. Tras un penoso viaje a pie a través de toda Francia, los expulsados llegaron al valle en cuestión donde limitan los dos países. El ejército belga vio una línea de miles de personas que, empujada desde atrás, cruzaba la frontera que ellos se habían propuesto defender. Como nadie se detenía al atravesar la línea imaginaria (eran empujados, cada vez con más ansiedad, por los franceses), tras unos segundos de vacilación, abrieron fuego. Los inmigrantes que estaban en segunda línea, al ver que lo que tenían enfrente era un fusilamiento seguro, intentaron dar la vuelta hacia suelo francés, pero se estrellaron contra los escudos y las tanquetas que los habían arrastrado hasta allí. Durante unos minutos el ejército belga disparó contra una masa de gente de espaldas, gente de rodillas, gente en el suelo que era arrastrada siempre hacia el este. El gobierno belga afirmó que a continuación el ejército francés cruzó la frontera e invadió su territorio, probablemente porque ya habían expulsado a todos los inmigrantes pero continuaban avanzando, empujando ya a nadie pero aún empujando. El gobierno francés, por su parte, afirmó que el ejército belga abrió fuego indiscriminadamente y sin motivo contra el ejército francés, probablemente porque ya no quedaban inmigrantes de pie que pudieran servir de escudo, y que las balas belgas fueron las que invadieron suelo francés, además de cabezas y pechos también franceses. El caso es que los dos ejércitos, una vez desaparecida la línea imaginaria encarnada por inmigrantes de carne y hueso, se enzarzaron en una batalla a campo abierto que acabó con la casi total destrucción de ambos bandos. Un helicóptero de televisión que grababa estupefacto lo que estaba sucediendo, cruzando en su vuelo una y otra vez la frontera, fue derribado por un misil de procedencia desconocida y se estrelló en suelo francés.

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